El Cloud y la Economía Digital (I).
En
los últimos 30 años ha cambiado completamente la forma de entender
el mundo: qué hacemos en nuestros ratos de ocio, cómo hacemos la
compra o cómo gestionamos nuestras cuentas bancarias son claros
ejemplos de ello.
Las
organizaciones también han cambiado la forma en la que se relacionan
con sus clientes, sean éstos personas físicas, otras empresas u
organismos estatales. También han cambiado su forma de trabajar: la
documentación que hoy en día se maneja es en gran parte digital,
los espacios de trabajo se comparten a través de ordenadores
personales, tabletas o teléfonos, la videoconferencia sustituye en
muchas ocasiones las reuniones presenciales.
En
definitiva, la Economía Digital se ha apoderado de la forma en la
que nos relacionamos, lo que ha creado nuevos retos que todos debemos
afrontar.
Antiguamente,
todas las empresas tenían grandes salas y Departamentos de Archivo.
Hoy en día estas salas y su personal se han transformado en equipos
de proceso de información, grandes salas de proceso de datos.
Las
salas de proceso de datos dieron paso a la proliferación de espacios
compartidos de alojamiento de estos equipos que llamamos Centros de
Proceso de Datos, donde se buscaban sinergias: acceso centralizado,
mejor coste y calidad en servicios de comunicaciones y servicios
gestionados. Con el paso del tiempo, estos servicios han evolucionado
a servicios cloud.
Los
servidores, las cabinas de almacenamiento y la red son ahora nuestras
“salas de archivo”. El condicionante técnico que subyace a este
nuevo paradigma de trabajo totalmente digital es amplio, y muchas
empresas han afrontado costosos cambios encaminados a dotarse de
infraestructuras propias para poder ofrecer a sus usuarios la
información que precisan de forma digital y en unas condiciones
óptimas.
El
cloud es un paso más en este proceso de digitalización, pues ahora
disponemos de suficiente oferta en el mercado para disfrutar de todas
las soluciones que requerimos en la nube: ya no tenemos que
preocuparnos de infraestructura, plataforma, software e incluso
datos. Todo está integrado en una solución acorde a nuestras
necesidades, cómo y cuándo la necesitamos y en formato pago por
uso.
El
problema ha dejado de ser la sala de archivo, y ha pasado a ser el
acceso al dato en un soporte digital. Ahora nos centramos en la
información, el archivo físico de papel ha dejado de tener sentido.
La
Economía Digital está cambiando hacia un mercado dominado por las
soluciones en lugar de un mercado dominado por la tecnología. El
ordenador personal, la tableta o el teléfono móvil ya no tienen por
qué tener un conjunto de aplicaciones que deben ejecutar en local.
Su potencia de cálculo ya no es el problema. Deben simplemente
facilitarnos el acceso a la nube, donde nosotros disfrutaremos de
aquello que necesitemos en cada caso, bajo demanda, optimizando
nuestros costes y el tiempo de espera hasta disfrute el servicio
requerido de manera drástica.
Estamos
en un mundo de servicios que paulatinamente sustituirá al mundo de
productos en muchas áreas.
Incluso
nuestro ocio y nuestra forma de vivir se han visto afectados por
estos cambios, y por tanto, de la misma forma hemos modificado
nuestros hábitos de consumo: ahora demandamos servicios en tiempo
real, con independencia de dónde estamos y desde dónde estamos
accediendo a esos servicios.
La
nube es la capa que habilita todo esto. Incluso dentro de los
servicios cloud se han producido avances significativos: muchas
empresas que antes instalaban software en sus equipos ya disfrutan de
servicios en la nube que los sustituyen, con el mantenimiento, la
plataforma y la infraestructura incluida. Pero ahora estamos dando un
paso más con el Data as a Service, donde nos abstraemos incluso de
la plataforma donde reside el dato y de la forma en que debemos
acceder a él, centrándonos únicamente en la información.
Este
es solo un ejemplo más de cómo han cambiado las cosas, y de cómo
van a seguir cambiando.
A
día de hoy la Economía Digital está en la nube.
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